Madredeus en Guadalajara 1999

Guadalajara, Jalisco, MEXICO. 14 de Abril de 1999
"Madredeus es un canto de esperanza": Teresa Salgueiro





por Franco Daniel Gómez

TOMADO DE El Informador

Este viernes se presentará en Guadalajara la agrupación portuguesa Madredeus, "un himno a la vida, un canto de esperanza" como lo definió para EL INFORMADOR, en entrevista vía telefónica, su vocalista Teresa Salgueiro y quien ha prometido un viaje por las canciones de todos sus discos

Los días se acercan y Madredeus continúa su trayecto por México, después de cumplir con algunas fechas en la capital. Este ensamble portugués visita la República como parte de una extensa gira alrededor del mundo.

Con una buena dicción, un acento español y con la compañía de los balbuceos de su pequeña hija de seis meses, Teresa Salgueiro comentó que los conciertos en México del fin de semana pasado fueron una experiencia llena de fuerza.

"Nuestra historia con México es de pasión. La gente nos trata con mucho cariño y una alegría enorme" explicó la vocalista.

Lejos de hacer un trabajo cercano a Oporto, donde predominaban los temas de su álbum O Paraíso, en estas presentaciones, Madredeus realiza un recorrido por su discografía, por lo que se establece un vínculo intenso con sus seguidores.

Salgueiro comentó que una de las cosas que más le gusta de quienes los han visto en México es que "entienden la música que hacemos, la quieren mucho, entonces, siempre nos sentimos bien. México es un amante de la música".

- Teresa ¿con qué Madredeus se van a encontrar quienes asistan a la presentación de este viernes?

Las presentaciones del grupo no son muy espectaculares, son recitales de música, haciendo un viaje por todos los discos que hemos hecho hasta ahora, un viaje por las canciones que seguimos tocando, de O Paraíso y los primeros discos, de Ainda y O Espiritu da Paz, pero los conciertos de Madredeus no son nada espectaculares.

Primero la responsabilidad con la música

Y mientras Teresa habla con una serenidad que puede provocar la envidia, sin nada que ocultar y por momentos con algunas dificultades para entender el español, no deja de hablar en plural, incluyendo al grupo de ejecutantes que integran este ensamble.

Parece ignorar que para muchos es el centro magnético, el alma de Madredeus.

Cuando el grupo se para en el escenario lo hace con sencillez, con juegos de luces tenues, predominan los azules y normalmente los integrantes visten ceremoniosamente de negro para hacer de su música el punto central de atención.

Parece que Madredeus toca como si nadie los conociera, pero su vocalista está consciente de que el grupo ha alcanzado un nivel en el que hay una gran responsabilidad ante una audiencia que los conoce y espera grandes cosas de ellos.

"La responsabilidad es primero con la música, esa es nuestra gran responsabilidad, porque es lo que queremos seguir haciendo: crear música original en portugués, lo que hemos hecho hasta ahora y hacerlo bien, teniendo la capacidad de crear de una manera inventiva, con los instrumentos y nuestro estilo. La responsabilidad con la gente es grande, pero el cariño que obtenemos del público nos da mucha fuerza, es lo que nos hace viajar tanto desde hace muchos años", asegura Teresa Salgueiro.

Algunos han calificado la experiencia de escuchar a Madredeus como un encuentro con el espíritu, como un viaje a los rincones del alma, pero la cantante expresa que es más bien una respuesta de la energía que reciben de sus seguidores. "(Nos preguntamos) '¿qué música vamos a hacer para esta gente que nos ha recibido tan bien?', tenemos esa voluntad de no querer repetirnos".

El carácter experimental

-Con los viajes por el mundo ¿han pensado hacer más flexible su sonido, integrando quizá algunos sonidos que se han encontrado a su paso por distintos países?

Tenemos la voluntad de seguir haciendo esta música cantada en portugués, de recrearlo siempre. Nuestro carácter experimental siempre ha sido muy fuerte. Sé que en un futuro habrá cosas nuevas, no sé cuales, porque aún es muy temprano para hablar de un disco nuevo.

Mientras Teresa Salgueiro habla, vuelven a escucharse los balbuceos de su hija, quien es parte de la caravana que acompaña a Madredeus, de tal forma que en la lista de necesidades del grupo se solicita una cuna, una tina y diversos accesorios para el buen estado de la pequeña.

Quizá a ese sentimiento de maternidad responda la cautivante interpretación de la vocalista, indudable alma del grupo y que ha dejado atrás esa primera etapa del grupo cuando fue invitada a participar, con tan sólo 17 años y proveniente de una banda experimental de rock.

Una música que viaja, del corazón

Pero ahora, el reconocimiento obtenido por Madredeus a raíz de la cinta Historia de Lisboa de WimWenders y su álbum Ainda, ha llevado a sus seguidores y la crítica ha definir su trabajo de diversas formas, ninguna acertada al cien por ciento, porque su música va más allá del fado, del flamenco, la tradición europea mezclada con lo africano, de la música celta o de los sonidos renacentistas y clásicos.

- Teresa, se le han puesto muchas etiquetas y se le atribuyen diversos géneros a su música ¿usted tiene una definición para hablar de Madredeus?

Es una música que viaja, porque los músicos se proponen a tener esta vida de viajeros y esa es una parte muy importante para nuestra música, por eso mantiene una dinámica muy importante.

Madredeus para mí es... su canto es como un himno a la vida. Se puede hablar de lo que queramos pero para mí Madredeus es mucho, un canto de esperanza, de poder hablar de todo lo que se siente, de todo lo que se ve cuando se está viajando y transmitiéndolo a los demás. Es una música del corazón.

- ¿El éxito le pesa al grupo o se vuelve una herramienta?

No, no pesa, porque vamos haciendo la música que nos gusta a nosotros y eso es lo primero, además de que tenemos un alto nivel de exigencia con nosotros mismos. De todas formas, nuestro éxito ha sido poder llevar la vida de músicos, de viajar de esta forma y poder haciendo conciertos en vivo, que es lo que más nos gusta.

(En) cada concierto todo empieza de nuevo, de cierta forma, porque ahí estamos todas las noches para hacer lo mejor que podemos. Ese éxito existe porque nos invitan a tocar, pero el éxito tiene que ser construido siempre, no es algo estático.

Ahora Madredeus está en medio de una extensa gira por diversos países del mundo que continuará después de México por Francia, Alemania, Polonia, Portugal y Brasil, por ello no piensan ahora en ninguna producción discográfica, la cual estará esperando "para intentar grabarlo cuando sea posible".

Por lo pronto, la noche de este viernes 16 de abril, el Auditorio Pedro Arrupe del Iteso cobijará la música de Madredeus y sobre todo la voz de Teresa Salgueiro, a quien algunos han calificado como una voz de ángel en medio de un ambiente íntimo que todo lo mueve.


 

GUADALAJARA JALISCO MEXICO. 18 de Abril de 1999
Madredeus:
Acercamientos al paraíso

TOMADO DE El Informador
 

La noche de este viernes en el Iteso, Madredeus brindó a sus seguidores uno de esos conciertos inolvidables, con una fuerte carga espiritual, ejecuciones pulcras y certeras por parte de los músicos, la voz de Teresa Salgueiro limpia y conmovedora ante una audiencia entregada que se dejó llevar al paraíso

Puntualmente se apagaron las luces para dar inicio al recital de Madredeus. Nada de juegos de luces espectaculares, ni vestuarios de colores, mucho menos escenografías con elementos llamativos.

Sólo Teresa Salgueiro al frente del grupo vestida de negro y verde turquesa, sólo Carlos María Trindade sentado frente a su sintetizadores, Fernando Júdice tomando sus bajo acústico, lo mismo que Pedro Ayres y José Peixoto las guitarras, vistiendo de negro, iluminados por una luz pálida.

"Espero que sea para todos una buena noche" fue el deseo de Salgueiro para los asistentes antes de iniciar con Haja o que Houver.
Y como en pocas ocasiones, la gente permaneció sentada, sin moverse y en silencio, dejándose llevar por la voz de la vocalista, en un encuentro de paz mutuo.

El sonido estuvo a la altura casi perfecto, con un volumen adecuado para los instrumentos, para la voz de Salgueiro que siempre estuvo en primer plano.

Y en un acto de fe todos se entregaron a las dulces palabras de Coisas Pequenas, sacadas del alma de la cantante con la serenidad que siempre estuvo presente en su canto: Amar vale la pena, si tu quieres confirmar, que un grande amor, no es cosa pequeña.

Acercarse al sentimiento y la pulcritud

Teresa Salgueiro no se dirigió más a la gente con su cálido español, bastó su canto, recorriendo el disco O Paraíso con A Margem ("estaré por sobre el agua"), moviendo las manos para darle forma a las palabras, envuelta en la sobriedad de la iluminación azul, verde o roja, esperando por momentos la ejecución de las introducciones a los temas por parte de sus compañeros, siempre siendo el centro de todo.
A toda prueba la ejecución de los músicos: pulcra, limpia, discreta y aparentemente sencilla, llevando a un recorrido por los sonidos del fado, pero también por matices árabes, sefarditas, españoles, introduciendo en una atmósfera cálida, espiritual y suave.

Pero quien se llevó la noche y las ovaciones fue Teresa, poseedora de una impactante presencia escénica, además de una voz de esas que poco se encuentran por ser un dote natural. Siempre erguida y sacando la voz del interior de su cuerpo, no de la garganta, dominándola a tal grado que pareció no hacer ningún esfuerzo, haciendo un énfasis en las sílabas, jugando con los tonos bajos y sin recurrir al viejo truco de retirarse del micrófono para desvanecer las notas, simplemente cantando, como algunos ya lo habían adivinado al escuchar sus discos: como un ángel.

Un intermedio en espera de Ainda

El intermedio advertido por el sonido del lugar al inició de la presentación llegó y duró poco más de quince largos minutos, porque Madredeus tuvo también la virtud de modificar la sensación del tiempo, poco más de 40 minutos de la primera parte se fueron rápidamente.

Las luces y el murmullo cedieron a la oscuridad y al silencio que se hizo cuando el grupo volvió al escenario para ofrecer uno de los temas más esperados de la noche: Ainda (Guarda esperanza, guarda amor, por favor, todavía).

No hubo cambios de vestuario como algunos esperaban, tampoco más volumen en el sonido, pero sí más emotividad, más silencio entre la gente que en su mayoría trataba de no hablar o hacerlo murmurando, para no interrumpir la apasionada interpretación de A Andorinha da Primavera, donde Teresa -se permitió bailar un poco, lentamente-, para dejarse llevar a través del centro de Lisboa con O Tejo, también de la banda sonora de la cinta Historia de Lisboa. Al final de cada una estallaron los aplausos, la gente se dejó envolver y retroalimentó la energía de Madredeus.

Acercamiento al silencio del paraíso

Salgueiro dejó solos a los músicos para que ejecutaran Concertino del álbum O Espiritu da Paz, cerrado de forma emotiva por una invitación a la introspección señalada por Silencio: "Así escogí el presente silencio. Silencio, tan poco querido, como el último momento".

Sorpresivamente llegó el final de la presentación con O Paraíso, luego de las palabras de agradecimiento de Salgueiro. Madredeus dejó el escenario en medio de una gran ovación que les otorgaron de pie, con gritos suplicando algún tema.

Volvieron para traer sus temas nostálgicos, se fueron nuevamente para regresar con Guitarra y terminar con el ritual con Alfama, en un canto alegórico a la noche: Las horas de un largo tiempo. Deseo, volar, volar a ti, deseo encontrarte.

Madredeus se llevó la noche, Teresa Salgueiro un ramo de flores y los asistentes un prometedor "¡Hasta siempre Guadalajara!" mencionado por la vocalista, junto a la sensación de haber estado cerca del paraíso por unos momentos.

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